Qué enseñar a los que van a enseñar
Por Javier de Santiago Guervós (Universidad de Salamanca)

Aunque parezca un poco absurdo, se puede ser un buen profesor de es- pañol sin tener una buena formación, y teniendo una excelente formación se puede no llegar a ser un buen profesor de español. Las evaluaciones a las que se someten los profesores en distintos centros docentes lo demuestran: profesores excelentemente formados tienen evaluaciones excelentes; profesores excelentemente formados tienen evaluaciones más que mediocres; profesores neolicenciados con apenas formación tienen evaluaciones excelentes; profesores neolicenciados con apenas formación tienen evaluaciones mediocres. ¿Dónde está la diferencia? En la actitud. Lo primero que debe tener un buen profesor de español es vocación, entusiasmo, pasión, ánimo, energía que debe transmitir a sus alumnos. En principio, y salvando la can- 102 Javier de Santiago Guervós tidad tan heterogénea de públicos meta que podemos tener, éste es un requisito imprescindible que agradecerán todo tipo de alumnos: los más sesudos, los más antipáticos, los más rebeldes, los más especializados y los menos motivados. No me cabe la menor duda de que el alumno tipo de curso de español lo agradece infinitamente. He de decir que tengo pruebas evidentes de que profesores con una mala formación han obtenido excelentes resultados y excelentes evaluaciones por una actitud como la anteriormente descrita.


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